En muchas ocasiones, el desconocimiento o el miedo pueden llevar a grandes confusiones y, por tanto, a no buenas decisiones. En este post vamos a hablar sobre la dermatitis seborreica, aclarando algunos conceptos y desmontando falsos mitos que se han ido construyendo alrededor de ella.
Para quien no lo sepa, se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, provocando la formación de escamas y costras, así como de manchas rojas, tanto en la cara como en el cuero cabelludo.
Aunque las causas que provocan esta dolencia en la dermis no son seguras, los expertos apuntan hacia varios factores que podrían ayudar a su aparición. Así, además de posibles factores genéticos, el estrés, climas extremos, la piel grasa, un pobre cuidado cutáneo o la obesidad son los mayores factores de riesgo.
Síntomas y cómo identificarla
Es importante distinguir la dermatitis seborreica de otras enfermedades, como la dermatitis atópica. En la que nos ocupa, los efectos suelen ser más leves y se concentran en la cara y el cuero cabelludo, mientras que la segunda suele afectar también a las extremidades y el cuello.
Otros síntomas de la dermatitis seborreica pueden desembocar en un exceso de caspa, picores, catarros u otras enfermedades. En cambio, diversos expertos médicos en la materia aseguran que no provoca una caída del cabello.
Aunque no de forma directa, esta dolencia también puede acarrear diversas lesiones y una estigmatización considerable de la piel como consecuencia de los picores, aunque esto solo ocurrirá en los casos más severos
Recomendaciones para su cuidado
Para las personas que sufran esta dermatitis seborreica es importante evitar situaciones de estrés y traumatismos, así como determinados fármacos que pueden resultar perjudiciales. Por supuesto, una parte importante es acudir al dermatólogo y que sea él quien determine el alcance de la dolencia y los tratamientos pertinentes.