¿Te están apareciendo manchas en la piel, obscuras o blancas y no sabes por qué? Blue Cap, a través de su blog, intenta ofrecer a sus lectores los mejores consejos, no sólo para tener la piel cuidada ante el sol o los cambios de temperatura que se dan, sino también para prevenir enfermedades graves que pueden afectar y mucho a nuestro organismo.
Y una de ellas, que puede ser grave y preocupante, es el cáncer de piel, por eso nuestro artículo de hoy intenta ayudar a poder identificar, con la mayor rapidez posible, cuando una persona puede estar ante un cáncer o no de piel a través de los lunares o manchas que le surjan y que pueden llegar a ser malignos.
Los tipos de manchas que existen
Manchas oscuras: las manchas oscuras son las que se producen por una hiperpigmentación cutánea de la piel, que es consecuencia de una sobreproducción de melanina.
Por otro lado, las manchas en la piel blancas son justo por el efecto contrario, se conoce como hipopigmentación y se dan por la carencia o ausencia total de melanina.
En cualquier caso de hiperpigmentación cutánea se dan una serie de manchas en la cara entre las que se pueden encontrar las siguientes:
Manchas por la exposición al sol: estas suelen ser de forma plana, tener un borde nítido y un color marrón claro.
Por lo general no suelen sobrepasar el centímetro de diámetro, y pueden llegar a confundirse con las pecas. Por ello es fundamental prevenir los efectos nocivos del sol aplicando a toda la piel algún tipo de crema solar.
Lunares: estos son una neoformación de melanocitos, es decir, de las células que se encargan de la producción de melanina. Se trata de una mancha que suele ser plana o tener un ligero relieve y suele tener manchas pardas o negras.
Además, tienen formas circulares, aunque también pueden presentar variaciones en cuanto a textura y tamaño. Por ejemplo, en la primera etapa, justo tras su aparición, tienen una superficie lisa y su tamaño no está definido. Con el paso del tiempo su rugosidad va en aumento.
En el caso de los lunares hay que ver si estos presentan los siguientes signos:
- Variaciones bruscas en la tonalidad.
- Cambios de forma o textura.
- Variaciones de tamaño sin obedecer ningún patrón. En la época de crecimiento sufren un aumento de tamaño, pero uniforme.
- Aumento de la dureza o sequedad del lunar.
- Aparición de sangrado o exudación de otros líquidos.
Melasma: se trata de una alteración de la piel que suele presentarse en las mujeres y son variaciones del tono de la piel, generalmente hacia colores pardos. Además, suelen tener una forma plana e irregular.
En un primer momento este tipo de manchas son las llamadas “cloasma”, también se conoce como paño de embarazada, ya que es en este periodo cuando más se acentúa su aparición.
Características de manchas o lunares malignos
Una de las principales características que tiene un lunar maligno es la asimetría. Cuando tenemos un lunar que no es simétrico podemos y debemos ponernos en guardia.
En muchas ocasiones nos encontramos con lunares incluso separados en dos o tres partes, pero siempre son simétricas, además de que suelen estar cerca una parte de la otra.
Si observamos que en nuestra piel tenemos un lunar cuya forma no está definida y no es clara, es posible que estemos ante un lunar maligno. De hecho, si este lunar está dividido en varias partes nunca serán similares.
Otro aspecto a tener en cuenta para saber si un lunar es maligno, es saber identificar el color. Puede parecer raro, pero la estructura de un lunar puede decirnos más cosas de las que podemos pensar. Por eso es importante también fijarse en las tonalidades del lunar.
Si nos encontramos ante un lunar cuyo color es homogéneo, no debemos de estar preocupados. Ahora bien, si el lunar tiene varios colores y además está acompañado de alguna que otra zona blanca y roja, debemos consultar inmediatamente al dermatólogo.
Otro de los puntos más importantes que pueden definir si estamos ante un lunar maligno o benigno es -sin salirnos de la forma y su aspecto- el diámetro.
Los lunares típicos que podemos tener en nuestra piel tras -por ejemplo- la época estival, apenas miden entre 2 y 3 milímetros. Por eso, si el lunar que tenemos en la dermis crece y aumenta hasta casi los 6 milímetros, debemos estar alerta.
Sin ir más lejos, varios expertos en la protección de piel no dudan en afirmar que este hecho es el más importante a la hora de detectar un posible cáncer de piel.
Estos tres aspectos son sólo algunos de los puntos clave que debemos tener en cuenta si vemos un lunar en la piel.
Pero hay otro más, como su evolución, ya que algunos lunares crecen según va avanzando la edad o, por ejemplo, sus bordes, ya que las líneas que rodeen el lunar también nos pueden ayudar a saber si estamos ante una enfermedad o no.
Si te interesa conocer más sobre temas relacionados con la salud de piel en general, puedes visitar el blog de Blue Cap, en el cual encontrarás información relacionada con este tipo de temas.