Cuando somos adultos somos capaces de comprender y asimilar el diagnóstico de un médico y además, responsables de ponernos en tratamiento. Pero el caso de los niños es distinto. Ellos no comprenden lo que les ocurre y cuando para tratarse deben tomar algo más que pastillas, todo puede complicarse.
El caso de las afecciones en la piel como la psoriasis es uno de los ejemplos en los cuales los padres deben hacer un esfuerzo por trasladar la enfermedad a los ojos de sus hijos para que comprendan y no se sientan mal por ello.
Se les debe explicar qué es lo que les pasa, con conceptos muy claros y básicos. No tienen edad para saber qué es el sistema inmune, pero sí pueden entender que esas placas no son contagiosas y que si las tocamos mucho, se pueden poner peor.
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Los padres deben ser los primeros en hacer un esfuerzo por informarse bien y dejar Internet a un lado en cuanto a diagnósticos o tratamiento, que siempre deben ser dados por un médico. Así, sabrán que la psoriasis es algo bastante común y podrán transmitirlo a su hijo de mejor forma.
Deben hacerle ver que no es un niño con psoriasis, al igual que no es un niño con alergia o un niño con los ojos verdes. Es un niño y la psoriasis no lo define, solo es una pequeña parte de su identidad que no debe sobrepasarle. Por ello, las conversaciones no deben girar siempre en torno a esta afección y se debe resaltar muchas cosas positivas del pequeño.
El tratamiento debe ser una mezcla entre juego y pequeña responsabilidad. Hay que ayudarle a que recuerde cuándo debe ponerse las cremas, cómo y en qué medida y felicitarle de forma muy evidente cuando lo haga bien, recordándole lo mayor que es y lo responsable que está siendo. Darle autonomía es fundamental.
Los expertos también apuntan que es sano que el niño vea cómo de normal es la psoriasis mostrándole alguien a quien pueda considerar como un referente. Y si no los encontramos, pero alguien de la familia también tiene psoriasis, su comportamiento debe ser ejemplo para el niño. Será en él en quien se fijará.
Un último consejo pero no por ello menos importante. Si el niño está sobreprotegido, peor. Debe exponerse a las opiniones de los demás, crecer ante las críticas, saber explicar lo que le ocurre y sobre todo, aprender a vivir tranquilo en su piel con seguridad. Bajo el manto de los padres no aprenderá y será un niño inseguro que además tiene psoriasis. Pero si la psoriasis se pasa, seguirá siendo inseguro.