Los pacientes de cualquier afección dermatológica crónica, ya sea dermatitis atópica, dermatitis seborreica, psoriasis, hidrodenitis…siempre son las que más sufren cada día los efectos de sus enfermedades.
Sin embargo, en el entorno familiar, en ocasiones, nuestra familia y seres queridos en general pueden llegar a sentir el estado de desánimo que produce el hecho de que el paciente, esa persona a la que tanto quieren, esté pasando por ello.
Los pacientes deben de ser conscientes que que una actitud depresiva y de constante desánimo puede afectar a nuestros seres queridos si ello se convierte en una situación habitual. Los pacientes, debido a su condición, pueden llegar a sentirse aislados, a sentir vergüenza o rechazo y por lo tanto, incomprensión.
Pero deben dejar que su entorno más cercano les apoye cuando no se sientan bien, pues no hay nada malo en apoyarse y sincerarse con un ser querido cuando sea necesario. En este artículo ofrecemos consejos para que el hecho de que un miembro de la familia viva con una enfermedad crónica no afecte especialmente a la estabilidad y a la felicidad del entorno familiar.
– Comunicar: contar con sinceridad cómo nos sentimos, sin callarnos nada, siempre será la mejor opción. Si contamos las cosas a medias, lo que no contamos se va acumulando, lo que solamente nos generará tensión y más estrés. Y el estrés, como muchos saben, es un agravante de las afecciones dermatológicas, y por lo tanto, lo único que lograremos es que nuestra condición empeore.
– No tengas miedo de entablar nuevas relaciones románticas: los pacientes de afecciones cutáneas tienen en muchas ocasiones a buscar pareja, sobre todo en lo que atañe al ámbito de las relaciones sexuales. Muchos tienen miedo de que, cuando se descubra su afección, ser rechazados. En estas situaciones, el mejor consejo es siempre la honestidad. No es necesario, nada más conocer a una persona que nos atrae, contarle sobre nuestra afección.
Pero si observamos que esa persona desea estar a nuestro lado, y que nosotros sentimos lo mismo, lo mejor es no retrasar demasiado el hecho de que conozca nuestra condición. Puede que al contárselo nos pregunte una serie de cosas a causa de su desconocimiento, por ello debemos responder apropiadamente e informar sobre la cuestión.
Si esa persona realmente tiene sentimientos sinceros por nosotros, lo único que deseará será conocer lo que nos pasa, informarse sobre nuestra afección, pero no mostrará ningún tipo de rechazo.
– Por otro lado, hay personas que ya tienen una pareja y la psoriasis debutó tiempo después de que comenzaran a emprender una vida juntos. Ello puede provocar que el miembro de la pareja con psoriasis se sienta cada vez más inseguro a causa de los pensamientos negativos relacionados con el rechazo. En esta situación, lo más recomendable es que el paciente se esfuerce en comunicarse más con su pareja y transmitir cómo se siente, y que su pareja adopte una actitud más comprensiva y empática de lo normal.
– En ocasiones hay pacientes que pueden tener brotes cerca de los órganos sexuales, o en zonas erógenas, por los que en un momento determinado, puede resultarles doloroso o incómodo tener relaciones sexuales. Lo mejor: evitar cualquier tipo de malentendido, ser sincero y explicar cómo nos sentimos para poder explorar formas de reducir las molestias, o para aplazar ese tipo de situaciones hasta que el brote remita.
En una relación de pareja en la que alguno de los miembros padece una enfermedad cutánea el secreto para el paciente está en dejarse amar todo lo que pueda, y para su pareja está en amar todo lo que pueda, sabiendo que es correspondido.