Quemaduras del sol: Remedios caseros

En muchas ocasiones hemos hablado de cómo el sol puede ser un buen amigo de nuestra piel y cómo en buena medida puede ayudarnos a mejorar el estado de nuestra piel.

Pero si no tenemos cuidado, si nos exponemos al sol sin precaución en las horas centrales del día, si no damos a la piel un tratamiento calmante al volver a casa, podemos ponerla en peligro y hacerla sufrir en exceso.

Si hemos sido poco precavidos y hemos irritado nuestra piel tras haber estado bajo la luz del sol, podemos intentar calmarla de diferentes maneras:

– Una ducha fresca es el primer paso que debemos dar si detectamos que tenemos la piel inflamada. Eso sí, hay que tener cuidado con las zonas irritadas, para no frotarlas en exceso si durante el enjabonado ni durante el secado. También es importante que pongamos la presión del agua baja.

– Usar nuestra crema hidratante habitual, adecuada para nuestra piel, es muy importante para que la dermis esté más calmada. Podemos combinar su uso con el de un aftersun adecuado para nuestra piel.

– Si tenemos aloe vera, podemos usar el gel puro que podemos extraer de la hoja para aplicarlo en la piel y conseguir calmarla.

– Otro de los remedios clásicos para la inflamación de la piel por culpa del sol es aplicar una gasa de leche y aplicarla en la zona durante media hora, cada tres o cuatro horas.

– El vinagre blanco en una gasa también puede servir como alivio para las quemaduras o inflamaciones de la dermis. Se puede aplicar hasta cinco veces cada día, prestando atención a cómo reacciona nuestra piel.

– Es importante beber mucha agua para rehidratarnos y ayudar a nuestro cuerpo a mantener el equilibrio de agua de nuestro organismo.

– Llevar ropa suelta y de un material fresco que transpire bien ayudará a nuestra piel a calmarse y a no irritarse más.

– Por supuesto, debemos extremar las precauciones para no irritar todavía más la zona afectada si vamos a estar al sol, cubriéndola o al menos, poniéndole crema protectora adecuada.

Si notamos que los síntomas se agravan, nos duele la cabeza, tenemos la respiración acelerada, tenemos angustia, piel pálida, ampollas dolorosas y mareos, sería conveniente acudir al médico.