Nuestra piel a veces nos juega malas pasadas. Reacciona ante el clima, lo que comemos, nuestro nivel de estrés o por los medicamentos que estamos tomando de una manera muy distinta a la que estamos acostumbrados.
En ocasiones no sabemos hasta qué punto esas reacciones son normales por los cambios de nuestros hábitos o si debemos preocuparnos y acudir al médico para consultarle si tendría que hacernos un examen.