A lo largo de nuestra vida son pocas las personas que nunca se han sometido a una operación quirúrgica, por inofensiva que esta pueda parecer. Desde la extracción de un pequeño lunar hasta otros procedimientos quirúrgicos de mayor importancia, son muchas las operaciones de escisión a las que podemos vernos sometidos.
La piel ejerce de barrera protectora, aislándonos de bacterias u otros organismos patógenos y protegiéndonos de infecciones, pero en un postoperatorio debemos tener especial cuidado con la piel que rodea la escisión de la operación, y la mayor parte de las veces esta estará cubierta con vendajes y gasas hasta que la herida alcance el proceso de cicatrización idóneo.
El problema surge cuando nos vemos sometidos a una operación quirúrgica y contamos con enfermedades dermatológicas como psoriasis, dermatitis atópica o seborreica, o si contamos con una piel excesivamente sensible, pues la zona en la que el vendaje se pega a nuestro cuerpo se irrita con facilidad y puede, si no cuidamos la zona apropiadamente, incluso producirnos heridas o infecciones.
Generalmente, el cuidado de una herida postoperatoria es responsabilidad de los enfermeros, pero en ocasiones nos dan el alta mucho antes de que la herida esté curada, y solamente tenemos que volver para que nos quiten los puntos de sutura.
Es durante ese período en casa con los vendajes y gasas adheridos a nuestro cuerpo cuando más sufre nuestra piel, pues muchas ocasiones sufrimos terribles irritaciones que nos incrementan las ganas de arrancarnos las gasas.
Para evitar infecciones e irritaciones en los trozos de piel que están en contacto con las gasas, al cambiarlas por unas nuevas y llevar a cabo las curas debemos:
– Lavar la piel con agua templada y un jabón muy suave, enjuagándola y secándola con leves toques, al menos una vez por día.
– Lavar todo lo que esté en contacto con nuestra piel (preferiblemente tejidos no sintéticos) también con jabón suave y agua templada.
– Si empleas lociones para la piel, controla que estas no lleven alcohol, pues resecan aún más la piel y esto puede dar lugar a un brote.
– Tampoco es bueno abusar de la crema hidratante, sino emplearla en su justa medida para que no reseque la piel.
– Es recomendable beber mucha cantidad de agua y mantenerse bien hidratado, además de alimentarse correctamente.
En caso de sufrir los siguientes síntomas, lo más recomendable es que le vea un médico lo más urgentemente posible:
– Dolor: si al tocar la herida y sus alrededores suavemente por encima de la gasa sentimos un dolor intenso, esto puede ser signo de infección (hay que distinguirlo del dolor propio de la escisión).
– Supuración: debemos de acudir al médico si las zonas irritadas en contacto con las gasas comienzan a supurar.
– Olor fuerte: si un desagradable dolor se extiende a través de la gasa hacia nuestra nariz, es posible que también que tengamos una infección.
– Fiebre y malestar general: puede ser también un síntoma de infección si no se debe a otra causa ajena a la operación.