Piel sensible en invierno: 7 consejos básicos para la salud de tu piel

Cualquier persona con piel sensible sabe lo que le afectan los cambios de temperatura y la humedad, por lo que el invierno es un momento crítico en el que extremar los cuidados e incluso darle un mimo extra a nuestra epidermis para evitar que haya consecuencias.

Si con frecuencia notas irritación, tirantez, calor o picor y sufres de rojeces y erupciones frecuentes, probablemente tu piel sea sensible. Si quieres conocer los factores que incrementan la sensibilidad en la piel, sigue leyendo.

¿Qué factores incrementan la sensibilidad de la piel?

Una piel sensible tiene la función barrera debilitada y no puede protegernos de los agentes externos:

• El frío y las bajas temperaturas 
• El estrés también afecta de manera negativa
• Y el uso de cosméticos que no son adecuados

¿Cómo cuidar las pieles sensibles en invierno?

• La hidratación es clave. Si bien siempre es importante que bebamos la cantidad de agua indicada por los especialistas (al menos, dos litros al día), durante la época de frío debemos más atención porque las diferencias de temperatura entre la calle y por ejemplo, una tienda o una oficina con calefacción, nos afectan mucho. Bebiendo zumos y agua conseguiremos tener la piel bien hidratada.

   

• Usa tu crema hidratante con más frecuencia, sobre todo en las zonas más castigadas. Notarás alivio y tu piel responderá a ese extra en momentos críticos.

   

• En casa podemos intentar mantener una temperatura adecuada, regulando la calefacción para no pasarnos y así que ese excesivo calor no nos reseque la piel provocando tiranteces. Una buena marca sería fijarla entre 20 y 21 grados. Utiliza ropa de abrigo mientras estés en tu hogar, como batines calentitos o mantas de sofá y tanto tu bolsillo como tu piel lo agradecerán.

   

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• Debemos intentar taparnos lo máximo posible al ir a la calle. Usa gorros, bufandas, guantes, jerséis abrigados, ¡pon una barrera entre el frío y tu piel!

   

• Aunque en invierno podemos tener la tentación de darnos duchas con agua muy caliente, ya sabemos lo perjudicial que puede llegar a ser. Por muy helados que lleguemos de la calle, debemos moderar la temperatura del agua. Además, debemos emplear geles de baño suaves y adecuados a nuestra piel.

   

• Ojo con la alimentación. En invierno, debido al frío, solemos hacer más planes caseros y seguro que hemos hecho más de un exceso. De sobra sabemos cómo nos afecta la comida a la piel, así que hay que fijarse bien para no pasarnos.

Se trata de consejos sencillos para que nuestra piel no sufra de más en invierno, seguro que si los aplicas notas cómo tu epidermis responde y soporta mejor las inclemencias del tiempo.

Pero es importante que ante la menor duda, contactar con un profesional. Si notas tirantez, rojeces, granitos, etc. preguntar a un especialista es la mejor forma para que valide el caso en concreto.