En los primeros años de juventud es cuando las hormonas empiezan a hacer su trabajo, lo cual implica que la piel sienta cómo se reflejan todos esos cambios en su estado, porque es más sensible y, por lo tanto, más propensa a contraer acné.
Es por eso que uno de los momentos más críticos de la piel es la adolescencia.
Aproximadamente un 85% de los adolescentes sufren acné, padecimiento que les hace pasarlo mal y que no sólo afecta al estado de su epidermis, sino también a su autoestima.
Por eso el primer consejo que se le puede dar a cualquier adolescente que se mire al espejo y no le guste ver su rostro con lesiones, es que no se preocupe, porque pasará, sobre todo si ayuda a su piel durante el proceso.
Es importante comprender cómo es el proceso que sufre la piel del adolescente durante los años de pubertad, para saber qué hacer y qué no hacer.
Las hormonas provocan que haya mayores secreciones sebáceas, que se dilaten los poros, que salgan espinillas y granos y, en definitiva, que se desarrolle el acné.
Por lo tanto, casi todos los adolescentes verán cómo su piel tiene un comportamiento extraño y en apariencia incontrolable en lo que respecta a los granos y al sebo.
Aunque parezca lo contrario debido al sebo, la piel suele estar en un periodo muy sensible, se deshidrata, se irrita y se infecta, extendiéndose por toda la superficie en forma de acné.
Los adolescentes deben saber que aunque es algo temporal, puede durar años y se puede consultar con un dermatólogo para que ayude a curar esta infección bacteriana extendida por la piel.
Será este especialista el que decida qué tratamiento puede ser el más conveniente para ayudar a que la piel del adolescente esté más limpia y respire mejor.
Además, la adolescencia es un buen momento para comenzar a incluir en el día a día una rutina de limpieza para el cuidado de la piel, con el uso de un tónico y después una crema hidratante.
Es importante usar productos aptos para la piel sensible y adolescente, que retiren el exceso de suciedad y sebo, sin irritar más la dermis y sin que haya efecto rebote.
La limpieza no debe limitarse sólo a las zonas más grasas del rostro, sino hacerlo dos veces al día en el cuello, escote y hombros, donde también suele haber granos.
Además de la limpieza facial, hay que intentar no tocarse la cara ni los granos y procurar no llevar flequillo o pelo en el rostro, ya que éste tiende a irritar más la piel.
Tener las manos limpias, cuando se toca el rostro, es imprescindible, por lo que hay que lavarlas con frecuencia.
Beber agua en abundancia y comer bien, incluyendo fruta y verdura, también es una ayuda extra para que la piel tenga un aspecto más saludable.
Pero el hábito extra que cualquier adolescente debe tener es la paciencia, porque sólo de este modo podrá seguir el tratamiento que le indique el dermatólogo y los cuidados necesarios que se requieren diariamente.
Los cambios hormonales afectan a la piel sensible
Esa piel sensible de la pubertad tiene que ir madurando con el tiempo, de tal manera que ésta se irá haciendo más fuerte.
En este aspecto los cambios de la edad, cambios que modifican las hormonas y también la piel, juegan un factor importante para fortalecer la piel sensible y tener en cuenta los cambios de temperatura que, de alguna manera, alterarán su estado.
Por ejemplo, con la llegada del frío, el cuerpo y la energía necesitan bañarse en agua caliente. De hecho, en invierno se visita con más asiduidad la ducha para evitar que el frío se apodere de nosotros.
Una vez que se sale de la ducha, entre vapor y cristales empañados, se puede observar un tono rojizo en la piel, sobre todo en zonas cercanas a la nariz y también en los codos.
También se puede ver hasta algunas zonas más sensibles un tanto hinchadas por los golpes del frío y, además, tirantez y pieles ásperas.
De esta forma se puede notar cómo la piel empieza a sentirse mayor, pese a la edad que se tenga.
También se tiene en cuenta que muchas de las enfermedades sobre la dermis, de las cuales hemos ido contando en las diferentes publicaciones de nuestro blog, como la dermatitis atópica o la dermatitis seborreica, son factores que pueden acrecentar el envejecimiento de la piel.
Por eso, si nuestra piel sufre alguna de esas enfermedades hay que estar alerta los cambios de edad en la dermis.
Pero, como se ha mencionado antes, los cambios hormonales también pueden hacer que la piel sienta los estragos de una edad inesperada.
La adolescencia, la menopausia o la menstruación, tres de las cosas que más agitan las hormonas, aceleran el envejecimiento de la piel.
Por tanto, es fundamental para cualquier persona, concretamente los adolescentes, estar bien hidratados y alimentados para combatir esas hormonas que aceleran el envejecimiento.
¿Cómo? Consumiendo mucha agua y haciendo una dieta balanceada que evite grasas.
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