La llegada de un bebé a casa es una buenísima noticia y el comienzo de una etapa de la vida inolvidable para una familia. El amor y la emoción que se sienten son increíbles y se recuerdan con mucha nostalgia pasados los años.
Eso sí, lo que no todo el mundo recuerda es la tensión y los nervios que se sienten los primeros días en los que el pequeño está en casa. Es complicado cuidar de un bebé y todo se agrava por la falta de sueño y la preocupación por si no se está haciendo bien.
El higiene de los bebés
Una de las cosas que más controversia generan es la higiene del bebé. Visitar una farmacia puede ser suficiente por la ingente cantidad de productos, lociones y geles disponibles para cuidar de los bebés, que nos pueden dar una idea errónea de que es necesario usar miles de cremas para mantener a nuestro bebé limpio.
Lo cierto es que debemos hacer caso del pediatra y usar los productos que nos aconseje, los justos y necesarios, sin agobiar ni pasarnos con la higiene del bebé.
Lo que se debe tener en cuenta:
✔ Debemos saber que un bebé no necesita ducharse tantas veces como un adulto, ya que ni tiene el mismo tipo de piel ni la misma actividad física, por lo tanto no suda tanto. En ocasiones hemos hablado que un bebé tiene necesidades distintas a la piel de un adulto.
✔ Es recomendable dejar que la piel del pequeño se vaya adaptando a su nuevo medio de vida. Ha pasado nueve meses envuelto en líquido, creciendo y ahora, vive en contacto con el aire y puede presentar rojeces, escamaciones e irritaciones.
Por lo tanto, ¿con qué frecuencia hay que bañar a un bebé? Los especialistas no tienen un punto en común definido, aunque la tónica general es que deben bañarse entre dos y tres veces a la semana. Con suavidad, incidiendo en los pliegues de la piel y en la zona del pañal y secándoles bien al salir.
Debemos tener en cuenta que el bebé tiene una capa protectora de grasa, sudor y gérmenes que le protegen de infecciones y bacterias. Si le bañamos en exceso, eliminamos esa protección natural y de pronto comienzan a surgir alergias e intolerancias. Es preferible dejar que el cuerpo del pequeño se enfrente a ciertos gérmenes para que genere defensas y estar más fuerte.
Eso sí, lo que es útil para unos puede no serlo para otros. Si hace calor, si el niño está agobiado, si se le ha escapado algo del pañal, si ha vomitado… Son los padres quienes deben decidir lo mejor para su bebé y adaptar los consejos con su experiencia personal para que esté lo mejor posible.
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